jueves, 16 de marzo de 2023

EL APRENDIZ DE BORREGO

    Había nacido Revoltoso (así lo llamaron por lo inquieto de su carácter) en el seno de una familia numerosísima, fue el quinto en asomar las orejas en una espléndida camada de potrillos, como se pueden imaginar, quedó güérfano de madre a temprana edad… la güena mamá no pudo sino estirar la pata tras alumbrar a siete hermosas potrancas junto a nuestro protagonista… ocho fieras en total para desesperación de sus agüelos. Por parte de padre fueron una nutria domesticada llamada Margareth Jones y su esposo el burro Konrad von Marburg, los encerraron juntos durante toda la primavera del año de la erupción y claro… acabaron cogiéndose mucho cariño por aquello del roce… y por parte de madre, el antiguo campeón comarcal de carreras de tiro Bucéfalo, así llamado en memoria de un antepasado famoso y por último la agüelita Jaimita Harden famosa por su habilidad para encestar desde lejos.
Pronto se dio cuenta Revoltoso de que aquello no iba a ser nada fácil, sin al amor de una madre, hermanado con siete harpías y sumado a la ausencia de una figura paterna… no, no iba a ser fácil.
El padre, de nombre Laichen, transitó a lo largo de sus días entre el complejo y la vanidad, en dependiendo de si tenía que ir al río o la montaña, sin duda se manejaba mucho mejor en las frías aguas del río Vodka que en los senderos que bordeaban hasta la cumbre del viejo Montmorat… lo que le trajo siempre a mal traer fue ese horrible rebuzno que le brotaba de la garganta cada vez que intentaba decir algo… desapareció el día anterior al parto de Valentina, así se llamaba la madre. Coincidió que ese día pasaba por el pueblo el famoso circo Preston & Son… unos dicen que se largó con ellos al ser tentado con un contrato de larga duración… otros afirman que fue secuestrado al ser sorprendido ensimismado fumándose un cigarrillo a las afueras del pueblo y acabó sirviendo de cena pa los leones.
           
    En acabando el día pudieron ver los aviones que se acercaban lentamente al pueblo, volaban relativamente bajo, en formación… se preguntaban a ver a donde se dirigirían, no se sabía de ningún conflicto, el país vivía una época de paz como pocas veces habían tenido, las cosechas eran güeñas, la lluvia generosa y la primavera despuntaba rebosante de vida, sin duda, los aviones eran de los suyos, las banderas dibujadas en los costados de los aviones así como los afectuosos saludos de los pilotos a los que podían distinguir fácilmente así lo confirmaban…cuando acabaron de arrojar todas las bombas, no quedaba ni un solo habitante vivo.

    Tom, el granjero más alto de la comarca, se acercó al establo pa comprobar si la Valentina había conseguido al fin expulsar la ingente cantidad de vida que albergaba en su vientre… comprobó horrorizado como siete bestias pardas estaban devorando a su yegua más querida, al haber nacido hambrientas y alérgicas a la lactosa (por parte de la agüela Margareth), no tuvieron ningún reparo en zamparse a la madre muerta... furioso, agarró su escopeta y se voló la cabeza.

    El famoso circo Preston & Son que llevaba ya dos años recorriendo el país, llegó con las primeras luces del día al pueblo, estaba compuesta la estrafalaria caravana por varios carromatos cubiertos y tres descubiertos hechos de gruesos barrotes en los cuales viajaban las fieras, dos famélicos leones del Atlas, un viejo tigre triste y desdentado y una pareja de hienas incapaces de dejar de reírse ni un minuto. El panorama era dantesco, no quedaba piedra sobre piedra, los cadáveres esparcidos por la calle aún humeaban cuando con gran parsimonia la caravana avanzaba en silencio sepulcral junto a ellos.

    Al escuchar el disparo, los nueve hijos de Tom, dejaron de afeitarse (les gustaba hacerlo en común) y salieron corriendo hacia el establo… los sesos de su padre estaban esparcidos por todo el recinto y fueron incapaces de explicarse las circunstancias que acabaron desembocando en tan trágico final.

    El Comandante en jefe de III bandera del ejército del aire informó a sus superiores que la misión estaba cumplida.

    El dueño del circo, el Señor Preston III, decidió que aquello era una especie de regalo del cielo… era un pueblo como tantos otros y sus fieras llevaban varios días sin comer… aquel engendro que les echó el día anterior, apenas les había servido de aperitivo. Al ser hombre religioso, le daba como cosa lanzar a los cadáveres aún humeantes dentro de las jaulas, por lo que ordenó que soltasen a las fieras y que estas, a su libre albedrío y vigiladas de cerca, diesen güena cuenta de lo que les apeteciese.

    Las noticias tardaron dos días en llegar a la Capital, pero el impacto fue enorme… las gentes horrorizadas devoraban los periódicos de la mañana… “GRANJERO SE VUELA LA CABEZA AL VER A SU YEGUA PREFERIDA DEVORADA POR SUS POTRILLAS”… “LAS FUERZAS ENEMIGAS ATACAN Y DESTRUYEN TRABENHOLF”…. “TRAS CONSEGUIR ESCAPAR DE SUS JAULAS, VARIAS FIERAS SALVAJES DEVORAN A DIRECTOR DE CIRCO, DOMADORES, TRAPECISTAS Y PAYASOS”… Sin duda alguna, lo que más interés despertó entre la población fue lo de la Yegua y su extraña descendencia, mientras comentaban el caso de las fieras hambrientas y antes de que empezasen a ser conscientes de la otra noticia, las primeras bombas empezaron a caer sus cabezas… estaban en guerra.

    Revoltoso, aprovechando el haber nacido con un pellejo mu clarito, decidió confundirse entre el rebaño de borregos del cercado exterior… a pesar de su intolerancia a la lactosa, consideró que era mucho más prudente el pasar desapercibido entre aquellos estúpidos animales a que le relacionasen con sus carnívoras hermanas, decisión que sin duda le salvó la vida. Al día siguiente de dar sepultura al cuerpo descabezado del Granjero Tom, sus huérfanos recién afeitados decidieron que lo mejor era acabar con Margareth, Konnrad, Bucéfalo y Jaimita… y con las siete potrancas que ya empezaban a mirar con los ojos golosos a los cerdos… todo lo acontecido se debía sin duda a la aberración que supuso haberse dejado aparear a nutrias con burros y después con caballos…. El contravenir las leyes de dios y las de la propia naturaleza a nuestro antojo, no puede traernos sino desgracias y maldiciones, estas fueron las últimas y sentidas palabras de Wilkinson, el mayor de los hijos del granjero Tom justo antes de que un meteorito impactase contra la granja acabando con toda señal de vida a cinco kilómetros a la redonda… incluido Revoltoso.

                PAJARRACO 77