miércoles, 17 de enero de 2024

EL BUENO, EL MALO Y LO WOKE

El sentido peyorativo que fue adquiriendo el término woke (en un principio positivo y generado desde la misma izquierda) fue iniciado por la derecha y la extrema derecha (sobre todo por la trumpista) norteamericanas y es este significado negativo el que nos ha llegado a los europeos. Aunque el wokismo también ha recibido críticas desde la propia izquierda asociándolo a las políticas identitarias del postcomunismo cooptado por el sistema hasta el punto de ser considerado capitalismo woke más que verdadera ideología de izquierdas la crítica contra la izquierda woke ha sido abanderada, curiosamente, por la derecha. Y digo curiosamente porque su reacción y el programa que se contrapone como antiwoke” es, de hecho, un programa esencialmente woke, en tanto que identitario.

Hablemos, por tanto, de la derecha woke

El fundamento discursivo de la nueva derecha woke consiste en darle la vuelta a la interseccionalidad, haciendo pasar a los auténticos discriminados por discriminadores. Así es como defienden los derechos de los hombres, blancos, heteros, etc., “discriminados” por las mujeres, migrantes o LGTBI. (discurso victimista identitario).

Un ejemplo de derecha woke en el españolismo lo encontramos con los discursos de Cs, PP y Vox, cuando dicen defender los derechos de los castellanohablantes que, según ellos, son “discriminados” por los catalanohablantes (discurso victimista identitario).

Esta nueva derecha suele abanderar los valores occidentales, la “civilización”, la cristiandad, familia tradicional, la identidad nacional (aunque reducida a folclore y a mistificación).

En definitiva, contrapone un identitarismo a otro de signo contrario. Así que no sería tanto un antiwokismo como un wokismo de derechas. Diríamos, por tanto, que uno es hijo bastardo del otro, un subproducto reaccionario que surge al haber abandonado la izquierda el programa materialista y la estrategia de masas para centrarse en las identidades, las subjetividades y las multitudes pasando la derecha a adoptar también luchas de este tipo para contraponerse a las identitarias de izquierdas... Por eso las bases sociales y populares de los partidos comunistas y de organizaciones anarquistas, en muchos países del mundo, han vuelto su mirada hacia fuerzas de extrema derecha que, por su parte, se hacen con algunos de los mitos y relatos abandonados por la izquierda (la Meloni reivindicando a Gramsci como parte del patrimonio nacional identitario italiano o el renacer del rojipardismo en España serían dos ejemplos) en una ceremonia de la confusión que tiene cada vez más desorientadas a las masas trabajadoras... porque desde la disolución de la URSS, la izquierda sigue perdida entre los senderos del wokismo y los anticuarios de la nostalgia... Y mientras, una derecha identitaria va devorando el espacio político que solo una izquierda rearmada de materialismo podría recuperar.

De todas formas, quizá cometamos un error queriendo incrustar a mazazos en nuestra realidad social y política un fenómeno propio de e inherente a la sociedad estadounidense porque allí hay unas tensiones raciales, de género, religiosas, económicas... que son muchísimo mayores que en Europa.

Lo que tenemos a este lado del Atlántico, más que wokismo, es una izquierda desclasada y cada vez más lejos de los sindicatos, pero también a una derecha parásita del Estado, más rentista que emprendedora y de raigambre más fascista que liberal. La izquierda que, a su vez, ha ido centrándose más en la teoría en detrimento de la acción, abandonó la lucha por las condiciones materiales (a menudo bajo la guía de los propios partidos socialistas) para pasar a resistir únicamente en la lucha “moral”: Ahora ser “de izquierdas” equivale a ser “buena persona” y una “buena persona” debe ser de izquierdas..al contrario, ser de derechas es ser “mala persona” y sólo las “malas personas” son de derechas...(y este tipo de actitudes son claras y se cultivan entre ciertos representantes de la izquierda y la derecha en nuestro blog y los otros dos).

La cosa es que antes de esta deriva moralista, la izquierda marxista o anarquista compartía de forma natural su lucha económica con las luchas antirracistas, feministas, LGTBI, ecologistas, etc..porque eran luchas materiales y de clase para exigir derechos pero, dado que muchas de estas luchas se han ido resolviendo en mayor o menor grado y estos derechos “básicos” han sido colmados (al menos, formalmente) la izquierda ya no siente la necesidad de cambiar un sistema que ha reconocido los derechos que reivindicaba hace décadas; ya no es antisistema y la lucha es por conseguir que los excluidos sean admitidos en él; excluidos que pasan a ser víctimas, no compañeros de lucha. Los activismos, por pura inercia de sobrevivir, han tenido que virar su lucha hacia la figura de la “víctima”, a la que de forma paternalista ve privada de esos derechos..

Y he aquí el nuevo paradigma: la izquierda “buena persona”, por supuesto, debe creer a la víctima y la bandera que iza ya no es la de la revolución social sino la del “buenismo”...pero también la derecha tradicional, falta de espíritu y permeable a cualquier chorrada que venga de los norteamericanos, simplemente reacciona por contraposición: Si la izquierda practica el buenismo..la derecha debe abonarse al malismo...Si la izquierda se vuelve pacifista y naíf...la derecha pasa a ser beligerante y macarra..

Así que ya no hay izquierda ni derecha sino buenistas y malistas..gente que defenderá cualquier delirio porque “pobres, son víctimas de la sociedad y sufren mucho” y gente que defenderá cualquier fechoría porque “todo el mundo es estúpido menos yo, que soy un lobo”..En esto consiste el lenguaje woke entre izquierdas y derechas en nuestros pagos..

Para acabar de fomentar el nuevo wokismo en izquierda y derecha, se añaden dos factores que nos han traído las redes sociales: La polarización, que hace que se tenga que comprar todo el lote ideológico para no caer en la impureza, la cancelación, etc., en una guerra cultural infinita..y el hecho de que hay mucha gente que aspira a ganarse la vida con todo esto y tiene interés en mantener esta polarización 

 Y tú, qué eres?, ¿un woke malote o un woke buenecito 

lunes, 1 de enero de 2024

ES LO QUE HAY

Me habéis llamado la atención porque dedico mucho tiempo a ver la tv., pero ¿quién no la ve?

Es un aparato que te mete el mundo en el salón de casa y así, mientras cenas tranquilamente, puedes informarte o/y entretenerte. Su programación nunca es inocente pues siempre hay una intención más o menos oculta de crear opinión y de, más que engañar, “llevarte al huerto”. Su eficacia a la hora de “programar las mentes” es muy grande y por ello los poderosos son dueños de todas ellas.

Pero siempre, sin querer, muestran las carencias del sistema.

Un ejemplo es la noticia de que el Ejército de los EE.UU. está preocupado por el bajo nivel cultural de sus reclutas; vamos, que apenas distinguen su mano derecha de la izquierda. De los oficiales no dicen nada pero yo no me haría muchas ilusiones sabiendo cómo algunas “élites” consiguen sus títulos académicos.

Como muchas veces, esa circunstancia ya apareció en Los Simpson; en uno de los últimos capítulos (donde aparecen los personajes en el futuro), Ralph, el hijo discapacitado mental del jefe de policía (otra lumbrera) está sirviendo a su patria en el Ejército. Pero también en la serie Dos hombres y medio, el chaval, otro tarugo, acaba de cocinero en el Ejército. Y es que no tienen otra opción, es empuñar el fusil/porra o la pala.

En España me temo que el panorama es el mismo: en las Fuerzas de Seguridad del Estado ingresan o bien por endogamia o por incapacidad para hacer un trabajo cualificado.

Recuerdo una anécdota de cuando tenía 18 años. Íbamos tres amigos desde Frías a Miranda de Ebro, en un Simca 1000 color verde aceituna, cuando nuestra queridísima Guardia Civil nos paró a la altura de la presa de Sobrón. Llevábamos en la guantera unos 100 gramos de mariguana envueltos en papel de albal; cuando vi que el guardia abría la guantera, yo pensaba en tirarme al embalse. Pero resulta que el memo cogió un espray que había encima de la maritxu, lo agitó y lo volvió a dejar en su sitio. Venga, continuar. El coche no arrancaba y empezamos a empujar. Oí cómo decían: si no arranca les registramos a fondo". Arrancamos cuesta arriba...

Sí, las televisiones también son un reflejo de la sociedad y -como digo-, sin querer, enseñan las vergüenzas de la misma. Los concursos talent show son la mejor muestra de cómo el sistema te humilla siempre que lo desea; ni siquiera necesita que compitas con otra gente aunque la norma es que lo haga, le basta con que te esfuerces mucho y les hagas el trabajo gratis, un trabajo que antes hacía un profesional; cobrando, claro. Ahora no sé si les dan un bocadillo de chopped y el juego del concurso. Los concursos también muestran el bajo nivel cultural que hay en la sociedad; salvo excepciones como Saber y ganar, las preguntas suelen ser de traca y las respuestas de vergüenza.

La miseria y la ignorancia son letales para las democracias pues permiten acceder -más bien, abren el camino- al poder a oportunistas tipo Ayuso o Milei que, precisamente por su cortedad mental, solo pueden ser fascistas. Nos traen el pack completo ■

C a p i t a n R e d