martes, 26 de julio de 2022

ASUNTO DE INTERÉS

Parece ser que si uno tiene intereses, es persona sospechosa. Sospechosa de ser mala persona. Lo que coloquialmente se llama un "interesado". El interesado usa a los demás para su propio provecho, ¿quién puede dudar de esta afirmación, camino de convertirse en indiscutible convención postmoderna? Bueno, yo lo dudo. O mejor dicho: lo niego.

Pero establezcamos consensos antes de entrar en refriegas. El interesado mira por lo suyo, creo que en este punto no hay ninguna duda. Y a continuación cabe admirarse de esta cosa casi ¿increíble?, de uno que mira para sí, antes que hacerlo por los demás.

Detengámonos en este punto: si uno mira por y para sí mismo, entonces los demás, ¿en qué situación quedan? A priori, no se sabe. Hemos dicho que el interesado mira por lo suyo... antes que por lo de los demás, no que no le importen los asuntos ajenos. De lo que se trata en esta etapa del desarrollo dialéctico del tema, es dejar establecido argumentalmente que estar interesado por uno mismo, no determina nada respecto al resto de intereses existentes: te pueden importar un pimiento, sí, o ser lo más apreciado en tu vida en segundo lugar. Y no sé quién puede negar que el ser humano posee capacidad psicológica, física, emocional y material para mirar por un segundo interés después del suyo, o incluso puede que por un tercero, y hasta un cuarto. Todo ello sin renunciar al primero, que solo goza del privilegio de ser anterior en el tiempo a los demás. No es tanto privilegio, bien mirado.

Ah, ojo: si eres un interesado, eres un egoísta. Sí. Pero un egoísta, no un desalmado que va por la vida pisando cráneos. Como decía antes, el interés propio no es una prohibición al interés por lo ajeno. "Por el interés te quiero, Andrés", se dice. Sí, pero nunca se dice que no existe una obligada relación causa-efecto entre utilizar a Andrés y causarle un perjuicio, ni a sabiendas, ni por desconocimiento. Andrés no solo no tiene porqué salir dañado, sino que hay posibilidad que salga beneficiado si se es capaz de encontrar vías para aunar los dos intereses ¿Cómo? Preguntando primero, negociando después, acordando finalmente. Está también en la capacidad humana.
Y aquí viene, o debería venir, el segundo consenso: no hay contradicción entre el interés egoísta y el interés altruista, ¿por qué entonces esa convención posmoderna a la que me refería según la cual, o tienes uno, o tienes el otro, pero no los dos a la vez? Es un gran misterio cultural, un paradigma que se nos echó encima como una niebla. Porque eso es lo que hizo: nublar un entendimiento elemental para la razón.

Y matemático. La de veces que hay que escuchar y leer: son los "Intereses partidistas". Y se supone que hay que poner cara de asco. Quizá porque lo higiénico es ser una parte sin intereses de parte. Ojo al dato: parte sin interés de parte; parte con supuesto interés general... sin constituir el sujeto general ni poder físicamente llegar a serlo, nunca. Algo está escacharrado en este nebuloso paradigma.

En definitiva: no hay lucha filosófica -ni por la vía de la Lógica, ni por la Ética, ni por la Política-, y no tiene por qué haberla, entre el "interés del Ego" y el "interés del Alter". Pero soy consciente que esta rebelión contra algo tan erróneo como intuitivamente paradigmático tiene todas las de perder. La batalla del lenguaje está ganada por la idea excluyente de que hay que elegir. Y sí, ya sé, luego están los célebres dilemas morales del mal el que menos, sacrificar lo menos valioso para salvar lo más valioso, etc. Pero es que no es esto de lo que he tratado específicamente en este artículo, que es un mero asunto de interés...
M i c k d o s