lunes, 18 de noviembre de 2024

DIÁLOGOS, MONÓLOGOS Y FRONTONES

Hace poco oí en la radio a un locutor que ensalzaba las virtudes del diálogo en el Parlamento, que se supone que tiene ese nombre porque es el lugar idóneo para parlamentar: la sede parlamentaria. El susodicho locutor soltaba los tópicos de la dialéctica, la mayéutica (gran palabro, pardiez), los griegos como inventores del diálogo, etc. Y pensé que alguien debería decir a este pobre hombre que en España, hoy polarizada, somos más de soltar monólogos, ladrillazos, speechs, mítines y arengas mientras descalificamos, ridiculizamos y humillamos al contrario. Algo parecido a lo que hacemos en el Blog, aunque aquí somos más pedestres con los zascas: quizás los señores parlamentarios hacen lo mismo, pero con traje y corbata.

He escuchado a Juan José Millas hablar de “diálogo y tender puentes con el adversario” y leído una entrevista a Pérez Reverte en la que dice que “el problema de hoy en España es que nadie ve una virtud en el bando enemigo”. Ambos escritores, uno de derechas y otro de izquierdas, comparten el mismo diagnóstico chungo sobre el diálogo en España. Sea como sea, nos cuesta reconocer las virtudes del contrario ideológico y dialogar con él: los españoles no somos de mucho diálogo, parece.
Poniéndonos en plan “libro gordo de Petete”, la primera condición de un buen diálogo sería saber escuchar. Otros requisitos serían el respeto por el otro, capacidad crítica (y autocrítica), humildad (pensar que el otro puede tener razón), tolerancia (cualidad escasa), empatía (más escasa aún), sinceridad, imparcialidad y cordialidad. Siendo naifs, la finalidad de un buen diálogo sería la búsqueda de la verdad. Pero esto no es lo frecuente en un mundo en el que la mentira, los bulos, las fake news y la manipulación en la comunicación son moneda corriente.

El binomio diálogo-verdad ha sido sustituido por el binomio comunicación-mentira: lo que prima en la sociedad moderna es la comunicación de relatos y narrativas, no el diálogo. Quizás este cambio de paradigma se deba al triunfo de la ideología, considerada casi como religión, sobre otras valoraciones. Por eso Sylvain Timsit habla de sus “10 estrategias de manipulación mediática” para el control social por los medios de comunicación. Así que no se busca el diálogo y la verdad, sino comunicar relatos y narrativas: es el triunfo de la propaganda sofisticada y sibilina basada en el “neuromarketing, marketing emocional y storytelling”. Se trabaja en las emociones y se crean historias falsas que pasan directamente al tálamo y amígdala sin que procese el lóbulo frontal. O sea, mentiras, fakes y bulos en un mundo donde el límite entre la verdad y la mentira es cada vez más difuso y triunfa la posverdad.
La búsqueda de la verdad mediante el diálogo ha sido sustituida por la comunicación y el activismo de los relatos porque eso es la postmodernidad, la psicopolítica y el lavado de cerebro. Esa postmodernidad que nos trae la deconstrucción sistemática de los paradigmas tradicionales y el abandono de las verdades sólidas, con lo que llegamos a una realidad troceada en universos fragmentados y microrrelatos impregnados de individualismo, incertidumbre y subjetividad. En la sociedad postmoderna actual ya no son posibles los grandes relatos de la modernidad, como el comunismo, el liberalismo, el fascismo, el anarquismo etc., por lo que la verdad estaría conformada por pequeños microrrelatos o metanarrativas, con las consiguientes incredulidad y escepticismo sociales. Por eso en el mundo actual todo es incertidumbre, individualismo y subjetividad: es el pensamiento líquido y débil de Bauman y Vattimo , que hablan de superar el pensamiento fuerte y sólido de las grandes verdades filosóficas e históricas. Por eso Deleuze no veía al filósofo como buscador de la verdad sino como inventor de nuevos conceptos y nuevas palabras: un artesano creador (Foucault dice lo mismo cuando habla de crear una neolengua para nuevas verdades). Yo añado que se buscan nuevas palabras para nuevas mentiras bien narradas. Por eso Ricoeur decía que identidad social está constituida de forma narrativa y Foucault que no hay conocimiento objetivo, sino epistemes o sistemas de conocimiento creados por grupos de poder.

Si el hombre moderno pierde la capacidad de dialogar con espíritu crítico para acercarse a la verdad, será presa fácil de comunicadores creativos, narradores cuentistas y embaucadores imaginativos. Así que rebelémonos contra esos comunicadores mentirosos y expertos en neuromarketing, no nos traguemos sus narrativas de forma pasiva, pensemos, dialoguemos con el distinto y no seamos un frontón contra el que rebotan ideas novedosas. Es mejor jugar al tenis de las ideas que al frontón monolítico de nuestra zona de confort: quizás no lleguemos a la verdad absoluta, pero estaremos más cerca de ella, entenderemos al otro y nos sentiremos mejor. Y así, mediante ese diálogo crítico, seremos inmunes a las guerras cognitivas y psicológicas que quieren ganar nuestras mentes y nuestros corazones mediante los monólogos de la propaganda y la posverdad■

Y tú?
¿dialogas o sueltas tu monólogo?
¿escuchas al otro o comunicas tu relato?


Un Tipo Razonable

sábado, 19 de octubre de 2024

VIAJE AL CENTRO DE LISBOA EN OCHENTA HORAS

Desde mi más tierna e intuitiva* infancia, allá entre los 4 y 8 años, nunca emprendí, voluntaria u obligada aventura en la que, antes de partir a descubrir, no tuviera presente aquella sencilla conclusión, muy bien expresada por el poeta griego Constantino Cavafis en su clásico poema "Ítaca", a través de la cual se resume que tan importante es el camino como el destino.
 
(*) Intuición como "común teórica facultad para comprender ciertas cosas al instante, sin necesidad de realizar complejos razonamientos y de significado", lejos de toda relación con esoterismos.

Teniendo esto en cuenta, así como en la novela de Verne, dispusímonos a pronunciar nuestros nombres antes de dar el primer paso en el camino, dirección a la entrada secreta que delató el primer rayo de sol durante aquella fría mañana de noviembre.

— Pepeluí, que no es por ahí.
— Cierto, Di. Mu bien. Confundí el andén.

 Democracia pura en autobús lanza-dura
 En la Terminal 2, ya en el autobús lanzadera hacia la Terminal 1 del aeropuerto y subiendo por la puerta trasera, quedamos de pie a la espera de la siguiente pantalla a sortear. Antes de arrancar, un vigilante de la zona hizo lo mismo para recordar a los pasajeros la obligatoriedad de llevar puesta la mascarilla, aun cuando de los medios en las cadenas había desaparecido completamente toda noticia relevante sobre el apocalipsis zombi ocurrido años anteriores.

A nuestra derecha, en la parte posterior del habitáculo, un hombre acompañado con quienes pudieran ser sus dos jóvenes vástagos. Los tres de evidente descendencia africana, posiblemente de camino al encuentro con algún ser querido aún por aterrizar, habían olvidado dichoso atuendo, a riesgo de inminente divorcio con la señora ley. En clara intención por subsanar tan inmisericorde atentado contra la salud pública, el malvado villano Nebuslizador no optó por otra solución que no fuese echar mano del cuello largo de su jersey para taparse las partes tosendas en aras de vender cuello de jersey por nasobuco. 

— Allá fuera hay una tienda donde se pueden comprar, sugirió el implacable revisor. 

Pobre de ellos. Hasta aquel instante no supieron el injustificable error que cometieron. A saber del reguero de víctimas con las que sembraron el camino que selló para siempre su destino. 
Ante la imposibilidad de evitar el retraso que aquello les acarrearía sin siquiera tener la fortuna de divisar a algún vendedor ambulante que pasara cerca en aquel instante, no tuvieron más remedio que bajar por donde entraron. Con la misma expresión de desilusión que en tiempos renacuajiles lucía yo mismo descendiendo a los infiernos de la incomprensión y el desatino. Cabizbajo y absorbido por las vertiginosas y empinadas escaleras forradas de incandescente lava desde aquel endiablado bar, después de haber erogado hasta el último de mis veinte duros entre milloncetes, comecocos y gominolas, parpadeaba incesantemente en mi retina "Insert Coin, se acabó por hoy".

(Y bueno, corto el rollo porque se me va el santo a la batalla de Lepanto pasando del meollo)

La cuestión es que ahí no acaba el glorioso ejemplo de profesionalidad, valor e impagable gallardía que demuestran las fuerzas de seguridad de tercera categoría, segundo a segundo, minuto a minuto, hora tras hora y día tras día, velando incansablemente por la integridad y la salud de todos nosotros, los ciudadanos libres; incluso durante sagrados momentos en los que nos hallamos reforestando el planeta o con la portañica abierta.

Sin ir más lejos, a nuestra izquierda se encontraba otro señor de mediana edad con un par de orondas maletas, solo que de tez, cabello y piel de distinta tonalidad, además de inocentes, puros, cristalinos, brillantes y divinos ojitos claros, al que en cuestión de segundos le empezó a cambiar algo la cara. Como si de una figurita del tiempo que pronosticase anticiclón y bonanza, pasó a anunciar fuertes lluvias torrenciales y marejada o tifón del copón. Los desesperados intentos tratando de encontrar en evidente angustia la tabla de salvación para no perecer vanamente en Diluvio Universal, engullido por una ola de justicia, fueron de mayor tensión para mis ojos que cualquiera de las tandas de penaltis en una Final de Mundial donde jugase el equipo al que hubiera apostado todos mis ahorros. Una mezcla de pavor o terror, buscando solución a tal desagravio y haciendo frustrado ademán por encontrar el ansiado cáliz de plata como si la vida le fuese en ello, más sin obtener resultado.

Inmediatamente después de que nuestro héroe regional se apease del transporte sin que hubiera prestado la más mínima atención al Elegido a ser el próximo en "subir" al patíbulo, las puertas se cerraron y nos pusimos en marcha hacia la siguiente gruta, sin que este hubiese conseguido su objetivo y ni ganas por seguir actuando. De todos modos hay que reconocerle haber hecho muy buen papel, ayudado por el Apuntaor. Cómo no.

 Una bomba no, pero sí ciento dos
Aunque por el año de mi quinta y la ubicación a la que llegué a eres al check-in, después de pasar bajo el arco sobre el que pude imaginar el rótulo de bienvenida "El Control os hará libres", tras haberme desprendido de todo lo que se lleva en los bolsillos: la chaqueta, el cinturón, incluso el calzado, pude llegar a imaginarme cual cordero camino al crematorio en vestíbulo de Auschwitz. Delirantemente denigrante. Bonita manera de comenzar un viaje para liberarse del estrés. Me preguntaba quién se iba a ahorrar ese día unas perrillas en espuma de afeitar al colgar el uniforme, porque no se puede transportar un recipiente de más de 300 ml, pero sí se permiten todos los que quieras de 100 ml.

Una vez embarcados y de vuelta a la realidad, llegó el momento más emocionante cuando el pájaro despega del suelo. Imagino que es lo más cercano a aquello que cuentan sobre bilocaciones durante el sueño. El vuelo, de apenas una hora, da para ir dos o tres veces a la tualete a quien sufra de flojera intestinal. Más o menos como cuando aprieta la vejiga, obligando a buscar el baño con urgencia.

El aterrizaje es otro de esos momentos en los que, inevitablemente, a cualquiera se le puede llegar a pasar por la cabeza la idea de si ese día estará debidamente presentable para saltar a la fama ocupando la primera plana de todos los periódicos, pero normalmente pasa como en la lotería.

Con los pies en tierra, en el Humberto Delgado y con un día despejado, nos dispusimos a coger el Metropolitano para vérnoslas cara a cara con la siguiente gruta o pantalla: el check-in del lugar donde íbamos a pernoctar durante tres noches. Locas, locas noches. Ya contaré, ya. Exclusivamente la última.

Convenientemente, en la parada de Metro del aeropuerto había un señor muy atento que ayudaba a los visitantes a comprar billetes en aquellas endiabladas máquinas. Otra aventura con los dichosos bonos Viagem para quien no tenga ni idea de aquel sistema o no haya estudiado en su puta vida el portugueiro.
 Patinetes cual champiñones
Apeados en la estación de Campo Pequeno, caminando hasta el lugar de "descanso", se nos hizo extraño ver unos cuantos patinetes eléctricos sobre las aceras, dispuestos la mayoría de cualquier manera. Así como aquellas aceras hechas de adoquines de color blanco, de 5x5, de entre los cuales, en algunas zonas, brotaba la hierba que le daba a las calles cierto aire rústico. En calles con cierta pendiente, se combinaban adoquines blancos con otros oscuros más adherentes, para no dar con el coxis en el suelo los días lluviosos. Aléjate de las calles con adoquines blancos los días de lluvia, por Dios o por lo que más quieras. ¡Ay qué dolor! Más peligroso que echarse a una plaza sin capote a la hora de la verdad.

El día en que en Portugal estalle una Revolución, eso sí, los proyectiles idóneos en las calles ya los tienen bien tallaos y dispuestos todos, para que los piños de la madera bien merienden ese día.

 Llegada al hotel y la Odisea para entrar en él
No andaba muy equivocado en cuanto a mi temor por la Odisea que íbamos a pasar para efectuar con éxito la entrada en la habitación. Ante nosotros, ya había una pareja de ancianos del norte europeo viéndoselas y deseándoselas con la pantallita táctil del portal intentando acertar con la clave correcta y necesaria. Y así fue.

A la compa la habían facturado con el nombre de "Na Na", y a mí me habían cambiado el primer apellido por el segundo. Por suerte, había un teléfono de la esperanza al que aferrarse para resolver el problema, y después de media hora devanándonos los sesos, dimos con la llave. ¡Uff!

Ese día, poco tiempo hubo más que para comerse un durum en el bar de al lado, comprar algo en el colmado y planificar la ruta del siguiente día.

 Placentero despertar por cortesía de la Terminal
No hay nada como despertarse con el cálido sonido de esos pájaros de Ryan Air que transportaban cientos de tarjetas visa a lusitanas tierras. La trayectoria de la pista, tanto de idas como de vueltas, justo pasaba a unos cientos de metros sobre nuestras cabezas en Bairro do Rego. Pobres quienes hayan de soportar, a intervalos de media hora metronométrica, la musiquita de los...ones, 24/7, 365 días al año. Qué recuerdos me trajo de cuando, en el barrio, los veíamos pasar tan cerca, tan cerca que casi se les podía arrancar las pegatinas de un manotazo. Aun así, la diosa fortuna nos quiso compensar con ventanas de doble cristal y cámara de aire, que para eso somos pseudoguiris, ¡ostia ya!

 Take a walk on the guay side
A unos 5 kilómetros de allá se encontraba el puerto y, como habíamos llegado para ver ciudad y nos pillaba cuesta abajo, pasamos del metropolitano y decidimos rodar por calles secundarias, tal vez más tranquilas e interesantes que lo típico en cualquier gran capital europea, megapija y harto fea, evitando arterias principales y así escapar del estruendo automovilístico urbanita.

La diferencia es bestial de una calle a otra contigua y paralela, ya que la gran mayoría eran circuitos de motocross asfaltados, si así se lo puede llamar. Aconsejable llevar patucos de puro trekking para quien no disponga de seguro médico que cubra lesiones de tobillo laxo. A excepción, los edificios antiguos abandonados eran notables; casi una obra de arte abstracta. En uno de ellos, desde el mismo balcón del segundo piso, brotaba una joven y crecida higuera a la que no pude evitar hacerle una instantánea. E hilos de cables en otros, cual despeinada madeja esperando a que los servicios competentes la ovillaran. Por un momento creí ver una pareja de cizallas que habían anidado ahí y daban de comer a sus pequeños alicatuelos.

Aun así, conseguimos descansar oídos y pies, para lo que nos quedaba, camino de bajada hacia el Tajo.

Ya llegando al último tramo de la última y principal rambla que desembocaba en la inmensa plaza central a la vera del puerto, un pavo con cara de estraperlista nos ofreció, susurrando entre interrogantes, si queríamos algo de coca. A mí me extrañó porque no era Pascua y le dije que no. En fin, tampoco recuerdo ahora si la coca se come en Pascua, pero como allá había tiendas de pastelitos para dar y vender… pues no sé, tú. ¿Qué iba a ser? Igual las había pasado por Extremadura.

Inesperada visita a lo desconocido (música de De Tuailin Soun, maestro, por favor).

El caso es que aquella mañana-tarde casi nos pasamos más rato del palo "divagando ando" por la parada en la que sacar billete que visitando na. Eso sí, hicimos una de piernas por la joía plaza que, ¡Ay, mi má!, con tanto de aquí pa’ allá. ¡Santa María, José y olé! Lo mismo que unos niñochicos en un parque con único billete pa’ gastar, a punto de cerrar y cientos de atracciones, pero solo una a disfrutar. El tiempo pasaba volando. En un principio, queríamos acercarnos hasta la desembocadura del Tajo a probar las cosas típicas, pero los tranvías viejunos tardaban demasiao en llegar, iban repletos cual lata de sardinas, mucha cola y no atraía.

Cual pollos sin cabeza, se nos ocurrió pensar (si me lee esto la partener, me cruje en cero coma, por lo de "nos") en coger y mirar a ver si el ferry nos podía acercar.

— Tal vez cruce pallá y luego tire pacá y, casi directos, nos apeamos o saltamos antes de llegar al mar. Así que sacamos reglas, escuadras y cartabones, estudiamos las mil y una líneas y, casi al pito pito, jolgorito, cogimos la que creíamos más oportuna.

Muy curioso el interior de la embarcación. Más que un barco, parecía un superchumbo, como el avión. Se podía organizar una conferencia allá pa’ entretener al personal que no tuviese con quién hablar, de lo que fuera menos de física cuántica, porque el trayecto no duraba más de media hora, o proyectar un par de cortos en pantalla extragrande, como la de Vacaciones en el Bar. Aunque, por las pintas del resto de pasajeros, también parecía, con mucha imaginación, la sala de espera de urgencias de un hospital. Todos de allá y currelas.

Se pone en marcha y ya, al instante, comprobamos ciertamente que teníamos razón y que la cagamos hasta el colodrillo por la nula observación. Como que no, que ese no iba pallá porque, lo primero ya dicho, de aquellos usuarios no tenía ¡ni uno! pinta guiri de los "ir a visitar" y, lo segundo, que el trayecto o vector no era paralelo a los márgenes del río, oséase, longitudinal, sino transversal, como de lao a lao cruzar y ahí os quedáis, porque ya no hay vuelta atrás. De esto sí que a mí nadie me iba a enseñar, que pa’ eso fui un crack en las clases de Descriptiva cuando pintaba rayas violando abscisas. Quede claro y llano. Bueno —pensamos—, por lo menos algo nuevo veremos si no naufragamos. La aventura es la aventura y esta, nos guste o no, nos la tragamos. ¿Sí o no?

 Pos eso, que al final llegamos a puerto. A uno que parecía muerto
— ¿Sabes a qué me recuerda? A mi barrio en domingo. Me sentía como en casa, pero en portugueiro. La mar de contento.
— ¿Y a qué hora y hacia dónde vuelve a zarpar esto? —preguntamos al de la cabina.
— A tal hora y pa’ Lisboa —responde.
— ¡La rrreconcha la lora!
— No importa. Busquemos algo pa’ comer o aquí empanaos se nos pasa el tiempo y ni comemos, ni cenamos y en los asientos de la drasana nocturnamos.

 Échale a andar y sí, había vida, allá a lo lejos. Divisamos unos cuantos bares o pastelerías, pero o alguno, por lo caro, no convencía, o ninguno de los que quedaban abiertos servía porque habían chapao la cocina.

— Bueno, no nos pongamos nerviosos, tú, aunque siempre nos pase lo mismo. ¿Qué le vamos a hacer? Es nuestra cruz. Lo que es yo, tampoco es que tenga mucha hambre después del café de las diez, pero algo habrá que comer si queremos volver a pie.
— Pues caminemos mirando en el Gúgul Maps a ver qué hay por aquí y hagamos ruta hasta la hora de la cena, que algo abrirá.

Y caminando, caminando, cruzando un puente sobre unas vías de tren, empezamos a ver una serie de murales y grafitis en las paredes de algunas naves industriales, por cierto, bastante originales. Uno de ellos era una patera graaande, grande, dibujada con aparejos de pesca y algunas tablas de barcas viejas. En puro relieve. En otra fachada de nave, un par de medusas gigantescas con cabos y cabos reciclaos representando tentáculos, picotazos o cnidoblastos.

También dimos con la terraza de un bar muy curiosa. Cada una de las mesas (6 o 7 en línea), con sus correspondientes sillas, estaba cubierta por una robusta carpa tipo iglú, hecha de tubos, de aluminio posiblemente, que se ensamblaban entre sí a modo de estructura, formando triángulos isósceles. A su vez, estaba cubierta con una membrana transparente de plástico para evitar los fuertes vientos y no perderse las hermosas vistas de la ría, en ese momento en marea baja. ¡Incluso había un molino por allá, de los antiguos, sin funcionar pero a plena vista!

— Oye, qué interesante. Nunca había visto esto en ninguna parte. Tengo sed.

Y continuamos la búsqueda. Total, que navegando, navegando por una calle a barlovento, cómo no, dimos con uno de esos kebabs que no cierran nunca jamás, ni pa’ ir a cagar, y aprovechamos pa’ pedir y ver no sé qué partido de la Urocopa o Mundial. Qué más da. Lo importante era jalar, solo jalar, ná más que jalar y luego, por supuesto, aliviar.
 De Belém a Chiado y el pastel trempado
A la mañana siguiente, nos levantamos biiien frescos y mejor lubricados. Como una rosca. Esta sí que la íbamos a conseguir, costase lo que costase, aunque tuviéramos que pillar un taxi. Así que nos dispusimos a coger el suburbano para volver a la plaza y nos fijamos en un pequeño detalle del que no nos habíamos percatado. Las agarraderas del techo en los vagones tenían una forma curiosa, muy extraña. Tal vez el encargado de su diseño tuviese lejana relación con algún verdugo de tiempos pasados porque realmente parecían sogas listas para enviar un sutil mensaje a trabajadores rebeldes, ya de por sí, históricamente maltratados.

Una vez en el puerto, desistimos una vez más de coger los antiguos tranvías, puesto que pasaban autobuses que hacían el mismo servicio pero con mayor espacio dentro y no tan saturados. Con verlos de cerca ya habíamos cumplido y no merecían tanto desvelo.

Por fin llegamos a Belém y paseamos el resto de la mañana por los alrededores del Padrão dos Descobrimentos y el Centro Cultural de Belém, hasta que empezaron a sonar las tripas. Por suerte, ese día encontramos un lugar donde al final pude probar el famoso bacalao que por allá es plato típico, muy sabroso y apreciado. Además, el buen atino del maestro cocinero quiso que como guarnición vegetal, en lugar de patatas fritas, el filete fuera acompañado verduras al vapor, entre las que se encontraba una de las que tenía entendido que a ciertos paladares hacía huir: el odiado por muchos y de supuesta mala reputación, Mr. Brócoli. A pesar de no haberlo probado en toda mi vida, logró cautivar mis sentidos ópticos de tal manera, por tan atractiva combinación de colores blanco y verde hipnotizantemente brillantes que, sin dudarlo, preferí probar. Y no fue para menos, porque me dejó alucinado y me supo a poco de lo rico que estaba. Nada que ver con la textura únicamente pálida, blanquecina y demasiado tierna, a mi parecer, que adquieren cuando se hierven.

Una vez despachados y con el estómago bien aprovisionado, decidimos acercarnos a la emblemática torre medieval defensiva de Belém, situada en la misma la orilla arenosa del Tajo. Esa tarde, la marea quiso dejarnos al descubierto la totalidad del Monumento hasta los cimientos. La mayor parte del puerto, excepto por ese lugar, estaba protegido por muros de contención de piedras talladas en peligrosa pendiente, para quien pudiera, ante la falta de atención o descuido, resbalar y caer hacia el "mar". No conozco su historia, aunque se deduce perfectamente, por su descripción, cuál era su función y para lo que fue construida. Desde la zona del Padrão partieron las primeras naos portuguesas en siglos pasados aventurándose a descubrir nuevas tierras al otro lao del Charco, para desgracia de exterminados.

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Aquella tarde, la luz de aquel cielo gris medio encapotado le daba un tono a la torre siniestramente encantador. Una verdadera joya de la arquitectura, con una tarima de madera por la que se podía llegar hasta lo que parecía su puerta principal. Muy cerca de la construcción, unos cañones en los jardines contiguos, ignoro la época, pero parecían más propios de principios del siglo XX, avizoraban otra obra de bronce, a tamaño natural, del famoso Hidroavión Lusitania - Monumento a Gago Coutinho y a Sacadura Cabral, el cual perteneció a un grupo de tres aparatos, del que fue el principal y con los que se consiguió la primera travesía del Atlántico Sur hasta Brasil, en un recorrido de "8.383 kilómetros en 79 días (62 horas y 26 minutos de vuelo efectivo)".

Poco más dio esa tarde por hacer, más que caminar hacia la parada del bus de regreso, atravesando el Jardim Vasco de Gama, hasta ir a tomar un café al lado del museo de Cordoaria Nacional.

A pie, de nuevo, ya en la mega plaza del puerto, con algo de llovizna traicionera (que cuente quien le haya echado mandarinas a caminar tan alegremente por aquellas pendientes con calzado de goma), y subiendo la ramblita de los pasteles para echarnos la última pateadita del día hacia el barrio de Chiado, parece ser que a aquel ventambulador del que ya hablé anteriormente, o lo habían finiquitado por baja productividad o es que entre ellos tenían un acuerdo de no intromisión por competencia desleal, porque se nos cruzó otro distinto. Ignoro si de la misma empresa, pero este en lugar de coca nos ofreció chocolate. Aún no entiendo por qué hablaban tan bajito. Me recordó a aquel título de una película del Robe Retfor en versión portuguesa ("El Hombre que susurraba a los Turistas"). Será que no dispondrían de carné de Manipulador de Alimentos, de permiso de trabajo, de contrato, o qué sé yo. En fin. Otro al que le dije que no.

Mientras aún quedaba hilo de luz diurna, aprovechamos para acercarnos a ver aquella famosa estatua del famoso escritor sentado, y seguidamente tiramos como las cabras, todo para arriba y a la aventura, entre tanto jaleo de tráfico peatonal, hasta que decidimos bajar por otra calle con otra pendiente de eslalom gigante que te cagas, pero casi nada transitada. Por algo sería. Imagínense. Sanos y salvos, pasada la prueba reina, entre varios giros de esquina, dimos casi de bruces con un llamativo rótulo con letras de neón, color fresón, cuya exposición de escaparate me dejó algo perplejo, porque en principio pensé que sería uno de esos lugares donde la gente va a ventilar las ingles de rancias sobrecargas a altas horas de la madrugada. Pero en cuanto nos fijamos bien, no tenía pinta de serlo. Y allí, expuesto, había un cipotón de kilo, chorreando lo típico por su ladera sur. Atípica pastelería donde se encargaban esa clase de formas bizcochales para regalo de glotones/as especiales. Si aún hubieran colocado alguna otra variedad, igual me lo pienso para regalármela. Pero no, aquella era la única obra maestra expuesta y tampoco entramos a ver nada más porque no había necesidad. El cansancio pesaba más que las ganas de descubrir más. Sin saberlo, aún nos faltaba la última pantalla.

Aquella última noche en el apartamento, puedo asegurar que fue de lo más bestial e inolvidable que jamás viví. Un sin dios de campeonato. Uff. Que si ahora tú, que si luego yo. Que si no, no, que me toca a mí y más tarde a ti. Probemos acá y luego aquí. Que si no por ahí. Y yo que sí. Uno y otro más, 3+1 sin cesar. De todas las maneras habidas y por haber lo hicimos durante ¡casi tres horas consecutivas!, sin apenas pausa ni demora. No más que una durante diez o quince minutos pausamos a devorar buen trozo de embutido, a recuperar aliento y fuerzas. Pese a todo, mereció la pena el esfuerzo, para la edad que tenemos, porque la explosión de satisfacción a través de la chimenea del volcán...(cof, cof, argff...aahjú, atchís..ahjú)

(Con permiso...un segundo. Me urge respirar)

...no se hizo derrogar. En cuanto ella cayó completamente rendida, llegó sin avisar debido a que al parecerme esfuerzo insuficiente, le apliqué mayor tesón y candela durante media hora más, quemando del todo las proteínas porporcionadas por el salchichón. Quise profundizar tanto o más para caer como lirón en almohadón. Y después de agotar las últimas energías llegó el momento de la apoteosis final: 

— Ya, yaaa, ya. Uh, ah, oh, aaah.

Con pleno chorreón de alegría y emoción, la mar de contento estaba. 
Y para que fuese testigo, no pude evitar desvelarla.

— ¡Por fin, Di, que sí! ¡LOGRÉ HACER EL CHECK-IN!!! ...de los billetes de vuelta en avión, claro está ■

 ¿Qué estabais pensando, pilluel@s? Ntch. 
 Como buen caballero que soy, esas otras cosillas me las reservo.

sábado, 21 de septiembre de 2024

PREFIERO COMPRARTE TABACO... NO ME PIDAS CARNE

Si le hubieran dicho a mi abuela materna que un día podría (de seguir milagrosamente viva) dar un recado a todos sus hijos al mismo tiempo, sin siquiera hablar directamente con ellos voceando a un auricular, ni tener que ir a enviar un telegrama (evitándoles de paso el síncope de recibir tan agorero y sincrético papelillo), habría pensado que le estaban tratando de tomar el pelo, sin duda.

Pero si le dijeran que hombres y mujeres talluditos, vamos, de una edad en la que en su época ya tenían un par de rapaces y llevaban quince años trabajando a destajo para llevar a casa con qué preparar unos garbanzos… decía que si le dijeran que esos hombres y mujeres iban a estresarse y generar ansiedad por tener que dirigirse al carnicero para pedirle los avíos del cocido… entonces ya habría plantado los brazos en jarras y espetado que a dormir la mona a otra parte.

Pero la cosa es que ni en uno ni en otro caso le estaría nadie tratando de engañar. La universalmente instalada aplicación WhatsApp ha venido para meterse en cada uno de nuestros bolsos o bolsillos, y desde ese cálido, cómodo e íntimo rinconcito, ha ido moldeando no solo el modo de comunicarse de la generación llamada millennial, sino de casi todos nosotros.

Si Graham Bell sentó la base de un impensable cambio en la comunicación humana, haciendo posible que nuestro interlocutor no viese nuestro gesto, ni nuestra indumentaria, ni el entorno desde el cual entablábamos diálogo con él… los nuevos genios de las telecomunicaciones, de la informática y de la ingeniería han imprimido un vuelco al ya notable progreso en ese campo, ahorrándonos ahora, además, mostrar el tono de voz, los matices emocionales que inevitablemente transmitimos cuando articulamos palabra… pero también dotándonos de "tiempo", el tiempo necesario para pensar, reflexionar o indagar lo preciso a fin de dar (o no dar) respuesta a lo que quien nos aborda requiere de nosotros. Y no solo, porque nos ha regalado además la posibilidad de eludir conversar, la posibilidad trazar una cúpula de cristal sobre nuestro espacio y nuestro tiempo, contra la que se estrellen los intentos de penetración que consideremos intrusivos, extemporáneos, impertinentes o complicados de abordar. Nos ha permitido decidir. Decidir cuándo, cómo, a quién, qué decir… o no decir.

Entiendo perfectamente que a los muchachos y jóvenes de estos tiempos les cause ansiedad enfrentarse a un timbre que suena y tras el que se esconde la voz de alguien de cuyos propósitos no se tiene remota idea hasta que no haya comenzado a hablar… La verdad es que a mí también me pasa. Cada vez tengo que hacer un ejercicio de voluntad más grande para decidirme a marcar un número (salvo que sean del puñado de los íntimos). Existiendo la posibilidad de dirigirse previamente dando un recado, o proponiendo la futura conversación, cuesta decidirse a "presentarse" a la puerta de alguien (porque no es otra cosa que eso mismo lo que hacemos al llamar) forzándolo a mantener una conversación o a buscar argumentos para no hacerlo, prescindiendo de si se encuentra en un momento propicio para ello o acaba de decidir que es la última bronca que tiene con su pareja y va a pedir el divorcio… vamos, que puede no tener el patio pa farolillos.

Lejos de mí la intención de juzgar y aseverar que todo lo que traigan aparejado estas nuevas formas de comunicarnos sea positivo. Describo únicamente lo que creo es una evolución silenciosa y quizá a veces imperceptible, pero que la estamos experimentando la mayoría, no solo los millennials que además adolecen de problemas para pedir una libra de morcillo, un trozo de papada, el hueso de rodilla, el de jamón, un cuarto trasero de pollo, una sarta de chorizo y lo que a cada jubilado (por ejemplo, jeje) se nos antoje echar ese día al cocido.

Y también entiendo perfectamente su ansiedad y su rechazo a enfrentarse a esas interrogaciones (qué le pongo?, quiere el lomo de dos colores?, falda o babilla?, qué le hago al pollo… las pechugas en filetes y los traseros para el horno o para guisar?…) que son más un imperativo que conmina a una respuesta sin titubeos y en una jerga que, si se desconoce, se está vendido y acoquinado. A mí eso me pasa donde necesitaría dominar el inglés y no lo domino. Tengo que apañarme con lo que pueda pillar sin contar con el práctico diálogo y las socorridas preguntas que a todos los humanos nos han hecho comprender y hacernos comprender desde que nacemos. La información da el poder… pero sin el vocabulario preciso un ingeniero puede sentirse párvulo… solo hay que desubicarte para hacer tambalear tu seguridad.

Pues nada, esto no es más que un mensaje de whatsapp enviado al grupo Bosc Liminal, para que cada cual conteste o haga oídos sordos, ahora, más tarde, mañana, o nunca… un pequeño empujón para que la rueda del diálogo siga girando, sin el crispante sonido del tono de llamada, sin intrusismo y, espero, sin resultar impertinente. Y si lo es, haceos cuenta que soy carnicera y vosotros millennials… ojo ■

Buen comienzo del otoño a tutti y a Pavarotti

z i m

jueves, 1 de agosto de 2024

MARX SE EQUIVOCÓ: el opio del pueblo es el deporte de masas, no la religión..

Reflexionando sobre el impacto que siguen teniendo en nuestra moderna sociedad los grandes acontecimientos deportivos —como las Olimpiadas o los Mundiales de fútbol—, que no ha disminuido con respecto a otras épocas, sean lejanas o cercanas..me sorprendía esa capacidad de concitar a su alrededor a grandes masas de población que tiene todavía hoy el deporte-espectáculo y cómo siguen provocando el mismo tipo de reacciones y basadas en las mismas fórmulas de interacción entre espectadores-aficionados y deportistas que hace cien, quinientos y hasta miles de años atrás.... No importan los cambios profundos que se hayan operado en el estilo de vida, en las pautas de comportamiento social e individual y en la mentalidad de una buena parte de la humanidad (sobre todo la adscrita a la cultura occidental).. No importa que los avances tecnológicos, sobre todo tras el paso de lo analógico a lo digital, hayan condicionado nuevos gustos, nuevas aficiones, nuevas formas de disfrutar del ocio que ya no tienen nada que ver con las formas de hace siglos e incluso décadas.. La tecnología, el progreso, la industria del espectáculo han operado una profunda transformación en la manera en que la masa social concibe su tiempo libre y a qué lo dedica. Ya no vemos el cine como lo veían nuestros abuelos, por ejemplo.. Y no me refiero a los evidentes avances técnicos y artísticos de la industria cinematográfica desde su nacimiento hasta hoy; me refiero, más bien, a la forma de acercarnos a la ficción cinematográfica.. Primero con la TV y luego con las plataformas..ver una peli se fue convirtiendo en una actividad menos social cada vez..las salas de cine están condenadas a desaparecer..y acabará siendo una experiencia individual de forma generalizada.. Lo mismo para el teatro o los conciertos de música.. El primero ha dejado de interesar por completo a la gran masa social y apenas es apreciado y frecuentado por una minoría más o menos intelectual..los segundos se han reducido a grandes performances llenas de espectáculo pirotécnico y tecnológico donde el talento artístico de quien da el concierto es lo de menos.

No es una crítica de quien siente nostalgia del pasado..es una constatación de cómo el paso del tiempo afecta a la actitud y las necesidades que, en lo que respecta a las formas de ocio colectivas, experimentan las sociedades... y no juzgo si son mejores o peores..solo señalo el hecho..

Es evidente que en ello influye también un cambio de mentalidad y de sensibilidad.. El público actual (al menos el más civilizado) ya no se siente atraído como antaño por espectáculos que implican crueldad hacia los animales, por ejemplo..o cada vez hay menos gente para ellos..e irán desapareciendo de forma natural..a cambio, esta forma de ocio está siendo sustituida por otras que implican un acercamiento y contacto positivo con la naturaleza..el camping, el deporte al aire libre, el senderismo, cada vez tiene más adeptos y son actividades de ocio plenamente modernas..nuestros abuelos no entenderían qué placer encontramos nosotros en patear los montes o dormir en medio de un bosque por puro placer, por ejemplo...

Pero lo que no ha cambiado un ápice, tanto en los sentimientos o emociones que suscita en la masa social como en su comportamiento, son los grandes eventos deportivos... Cuando se trata del fútbol —sobre todo— o de baloncesto o cualquier otro deporte —y da igual si son las ligas nacionales o un mundial—, o cuando se trata  de unas Olimpiadas..esa masa social, tan distinta a sus ancestros en la forma de disfrutar de cualquier otra forma de ocio..se comporta exactamente igual que lo hacía la plebe de Roma, Grecia o Cartago... Y además, el sistema, las élites, los gobiernos —apoyados en la labor por los medios de comunicación de masas— fomentan y financian estos eventos de forma que lleguen a todos y se conviertan en acontecimientos que ocupan prácticamente toda la actualidad y una buena parte del tiempo libre de espectadores y aficionados mientras duran.

Y es porque el poder sabe desde hace miles de años, cuando comenzaron a florecer las primeras civilizaciones..que este tipo de eventos tienen un efecto catártico y que a través de estas confrontaciones lúdico-festivas se canalizan instintos primarios de las masas que, si no fuese así, se volverían peligrosos para el sistema... Por eso el deporte-espectáculo no cambiará mucho ni evolucionará demasiado en sus fórmulas..al revés que otras formas de entretenimiento social...

Pero he aquí el dato que, quizás, no es tan fácilmente deducible: La grandiosidad y la importancia social del deporte-espectáculo es mayor cuanto menor es la participación de la sociedad en la política y en el gobierno.. Dicho de otra forma, a menos participación del pueblo en las decisiones políticas de un determinado régimen de gobierno más se fomenta su participación en los espectáculos deportivos como forma de sustituir la tendencia natural de las sociedades humanas a formar parte de la toma de decisiones que conformarán la forma de gobierno y las leyes de la comunidad.

Lo de lucir el color de tu equipo, las "banderas", los cánticos, y hasta el forofismo y la idolatría hacia determinados deportistas lo inventaron, concretamente, los emperadores romanos cuando el Imperio acabó con las últimas formas democráticas de la República. O sea, a menos espacios de decisión política para la plebe y el pueblo llano.. más grandiosos los espectáculos destinados a ellos. Con el Imperio, las asambleas populares que todavía tenían alguna importancia durante la República, acabaron desapareciendo ya que todo el poder se concentraba en el emperador..

Así lo explica el gran historiador marxista S.I. Kovaliov en su Historia de Roma:

El Imperio, con la destrucción de las asambleas populares, había privado al pueblo romano de uno de sus principales canales de participación e influencia en la política de Roma.. Así que  la distracción del subproletariado para que no se sublevase acabó siendo una necesidad política de primer orden. Los mismos emperadores comprendieron esta necesidad e instituyeron cargos para la organización de los espectáculos (procuradores de los juegos, "procuratores ludorum", "munerum"). Se invirtió una gran parte del erario en engrandecer y convertir en fabulosos espectáculos las distracciones más gratas a las muchedumbres romanas; los combates de fieras, los juegos de gladiadores y, sobre todo, las carreras de cuadrigas pasaron a ocupar una importante parte de la vida de las mismas.. Sobre todo, las carreras se convirtieron en una manía después de que se empezó a vestir a los conductores de distintos colores: entre los espectadores surgieron fracciones “rojas'', “verdes” y '“azules”; se hacían apuestas jugando sumas enormes y, a veces, se producían entre los distintos grupos violentas refriegas. En la última época del Imperio los “partidos” deportivos llegaron a ser los sucedáneos de los partidos políticos. Los conductores y los gladiadores favoritos gozaban de una enorme popularidad, sus retratos eran pintados sobre los muros y sobre las cerámicas y las mujeres enloquecían por ellos

Pues eso..que el forofismo deportivo lo inventaron los Césares para evitar revueltas de la plebe.. En dos mil años no ha cambiado nada..

Crisis de credibilidad del sistema?.. Riesgo de revueltas y contestación social?.. Na, más fútbol y deporte-espectáculo por vena y listo..

Idiotas..

M A L E F I C A E

lunes, 27 de mayo de 2024

ISABEL NATIVIDÁ


Nació la muchacha mú joven, prácticamente un bebé, vino después de los dolores como es preceptivo en el castizo distrito de Chamberí, salió Libra como podía haber salido Piscis, una circunstancia incontrolable.

Como nos suele relatar el amigo Curro, la muchacha es de familia de fuertes valores libertarios y republicanos, aunque por lo que sea, les gustaba salir a cantar a primera hora cuando el sol les daba en la cara algo sobre una camisa.

Afirman algunas fuentes (sin confirmar) que empezó a balbucear en la adolescencia y a la vez que le brotaban los pechos le brotaron sus primeras palabras… “A nena guta fruta…”, desde entonces se alimenta a base de mazedonias.

Quiso la moza ser periolista y pa ello se preparó, conoció mundo, se formó en la verde Irlanda y después y a lo loko, se fue pal Ecuador a curtirse a base de balaseras entre la Maras.

De vuelta a la Madre Patria quiso el destino que coincidiera con Pablito Casado, promesa en ziernes del centro-derecha español.. acabó de becaria en eso de la FAES, que es donde maquinan los fachas nuevas formas de acabar con la izquierda internacional.

Comenzó ayudando a una tal María Sanjíl en el asalto al Parlamento Vascongado con unos resultados tirando pa desastrosos, pero ese desparpajo y su mirada asesina la hicieron de ganar puntos entre la élite pepera madrileña.

Comenzó su carrera madrileña en el departamento de prensa de un tal Alfredo del que nunca más se supo… después la fichó Doña Esperanza, la Capo de tutti capi, viendo el futuro algo más asegurado al encargarse de llevar las redes sociales de Pekas, el chucho de la jefa, decidió casarse con alguien desconocido que misteriosamente desapareció pronto del mapa y nunca más se supo.

En el año 11 se produjo su desembarco en el Parlamento madrileño sustituyendo a una tal Engracia… se pegó 4 añitos en la sombra hasta que la jefa le dejó el bastón de mando a un tal Ignacio, de los González de toda la vida, en este tiempo se hizo superamiguita de una rubia de bote, La Cifuentes le decían, iban a acabar con la corrupción, pero la rubia acabó malamente por alguna cosa de unas cremas pa las manos… antes de desaparecer la rubia, se encargó de poner a la cada vez más bella Isabel como Vicesecretaria de Presidencia, que no sé qué coño es, pero empezó a mandar mucho.

En estas, su amiguito Pablo llegó a la presidencia del partido y pensó en su querida amiga Isabel pa lanzarse a por la Comunidá madrileña y en el año 19 alcanzó la gloria eterna (de momento).

Desde el primer día los zurdos rencorosos y perdedores la tomaron con ella, burlándose hasta de su vestido durante la toma de posesión, cosa que de haber sido al revés, si los de derechas se hubiesen mofado de las pintas de una Presidenta de izquierdas, hubiese sido considerado como heteropatriakal, machirulo y superopresor.

Después llegó la movida del Covid, la pobrecita mía lo cogió de las primeras por unas pulseras que pidió en Aliexprés o Taobao, no está claro. Al ver que aquello no era pa tanto, decidió que los viejitos se quedaran en sus cuartos sin molestar mucho, pero claro, empezaron a morirse… después empezaron a morirse los viejitos del resto de Comunidades y como remate cayó una nevada del copón… todo debido a su malísima gestión.

Cuando los cuatro gatos que quedaban en Ciudadanos presentaron una moción en Murcia, la zorra de ella se golió la tostada y presentó un adelanto electoral, el Errejón que estaba jugando con los coches con un amiguito en casa de sus agüelos maternos quiso reaccionar… pero dos horas tarde… y el Gabilondo que estaba haciendo inventario de los saltamontes de su jardín fue corriendo al de dos días a presentar otra mozión de censura, pero la presentó contra Esperanza Aguirre que se rio muchísimo.

Para salvar a los piojosos del mundo, Pablito Iglesias apartó de una patada a una tal Isaserra y se puso él al frente del ejército popular…. Nuestra heroína se lo merendó de un bocao como si fuese un albaricoque pequeño y salvó de paso a España del comunismo.

Otro Pablito, este casado, al ver que España la quería con locura tuvo celos enfermizos, espió miserablemente a hermanos, padres, amigos, y exnovios de la más bella… pero acabó como ya todos conocemos… tras un año y medio de portadas de prensa diarias, todo injundios, claro…. Lo mandaron pa su casa por bobo.

Desde entonces y tras volver a barrer a las izquierdas madrileñas, es vilipendiada un día si y otro también por la prensa de izquierdas, cosa que hace que su popularidá crezca día a día, hasta el punto de que la acabarán convirtiendo en la Más bella de las Presidentas que jamás tendrá esta nuestra nazión… ■

V I C H O

viernes, 26 de abril de 2024

NI GÜENOS NI MALOS

La superioridad moral es la cosa que más asco me produce, la jente en general se piensa que el hecho de declararse de izquierdas le sirve para mirar por encima del hombro al resto.

Las personas que se declaran de derechas ya han pasado a ser directamente criminales, tipos capaces de matar a su padre en tal de imponer la dictadura fascista.

El único argumento válido que manejan es el no pasarán, lo de ahora de Pedro Sánchez es eso exactamente, cita en la carta no menos de cuatrocientas veces “ultraderecha”, y… ¿esta cosa que es?, pues todo aquello que no me baile el agua, hasta hace cuatro días el lobo era Vox, pero como ni pinchan ni cortan, ahora la ultraderecha es todo, ultraderecha son el pepé, la prensa, la judicatura, los empresarios y hasta los cantantes argentinos a los que les gusten los toros.

Se ha declarado la alerta antifascista, anteriormente la declaró el de la coleta con resultados más bien decepcionantes, pero güeno, por intentarlo otra vez.

Hay varios conceptos que no tienen derecho a manejar las gentes conservadoras… democracia, derechos, progreso, justicia, paz…. Esas cosas tan solo son capaces de defender y llevar adelante iluminados como los defensores de la República… origen de todo mal en mi modesta opinión.

Los perdedores de la guerra civil idealizaron tantísimo la puta república que han acabao convencidos de que es lo único que nos podría salvar… y como el viejo duró tantísimos años, pues cuanto más tiempo pasaba más se emparanoiaban y más la idealizaban.

Vayamos con la realidá… la II República fue un absoluto kaos, un despropósito, TODAS las organizaciones de izquierdas y TODOS los separatistas incumplieron la legalidá desde el minuto uno… eran sus santos kojones lo único que valía, y el Frente Popular tenía de democrático y de republicano lo que mis kojones… pura propaganda de cara al exterior, romantizada por escritores yankees y poetas despistados.

¿Sabe alguien quién fue Margarita Nelken?... musa de la República, libertaria que te cagas, ejemplo de demócrata… pos bien, entre otras cositas, la feminista esta fue la encargada de mostrar la auténtica cara de los zurdos republicanos.

Durante el asedio del Alcázar de Toledo por parte de milizianos del Frente Popular y de los guardias de asalto, el embajador de Chile se ofreció a sacar de allí dentro a las mujeres y a los niños pa llevarlos a Madrí donde quedarían protejidos por el cuerpo diplomático… los rojos se niegan…. Cuando estaban comentando la oportunidá perdida con el embajador noruego, llegó hasta ellos una tiparraca encendida, una roja concienciada chillando como una loca… era la Margarita, en ese momento diputada socialista, pero que más tarde se pasaría al partido comunista… la puta loca clamaba a gritos que, por encima de todo, había que eliminar, dejándose de sentimentalismos, a las mujeres e hijos de esos canallas del Alcázar. ¡Lo que había que desarraigar para siempre era precisamente la nidada, el engendro, la semilla de esa canalla! … el público allí presente estalló en aplausos…. ¿les suena el argumento?... no hay que dejar ni uno que aluego crecen…

Efecto o ilusión Thatcher - Las dos caras son exactamente iguales (clic para más info.)

No creo que lleguemos en esta España del siglo XXI a desencadenar otra guerra civil, pero tampoco lo descarto, ya no hay confrontación de ideas ni de programas, el campo se ha embarrado de tal forma que es o conmigo o contra mí, el que no me apoye es enemigo a eliminar… todo se ha reducido a un par de aficiones enfrentadas, como en el Fútbol … otra vez rojos contra azules, este movimiento del Presidente ha sido lo que faltaba, un prietas las filas y otra vez un No Pasarán, lo jodido es que sí que pasan y mientras van pasando millones irán palmando.

No veo a nadie capaz de parar la deriva, de detener de alguna manera el despropósito… ya ni las urnas son garantes de nada y el Rey no deja de ser un monigote maniatado…. ¿Uropa nos salvará?... pos igual sí, de momento y pa este finde, el Frente Popular llama a la Movilización General, movilización que tendrá su respuesta por parte de los Nazionales, que no lo dude nadie, de mientras el enamorado mirará por la ventana con media sonrisa mientras acaricia al gato.

A lo que iba, que ni güenos ni malos, que en cualquier opción política hay gente legal y gentuza execrable, que hay que huir de maximalismos como el que se nos plantea, que hay que intentar recuperar el sentido común y legalizar la Marigüana… yo y pa dar ejemplo, esta noche pienso invitar a un chupito de Lejendario al rojo de Comisiones Obreras, Paco, el carretillero de Sidenor, que cada vez que abre la boca se la partiría, pero es que pesa cien kilos y no me atrevo… seguro que hablando conseguimos entendernos.

V I C H O